La práctica de la hipnosis se originó hace miles de años, probablemente, en la antigua Sumeria. Su auge se extendió a Egipto y, luego, al resto del mundo. Sin embargo, aún en la actualidad este método para lograr el sueño hipnótico sigue siendo un misterio, así como sus alcances y consecuencias.
Para los ocultistas, participan de este fenómeno fuerzas y energías desconocidas. Para los científicos, se trata simplemente del extraordinario poder de sugestión que poseemos todos los seres humanos. Lo cierto es que, hoy en día, siguen sumándose increíbles testimonios sobre esta extraña experiencia: gente que es dormida abruptamente o que, con igual velocidad, abandona un ataque de nervios, son sólo algunos de sus ejemplos más comunes.
COMO HIPNOTIZAR
Si bien es cierto que este tipo de práctica debe realizarse siempre con prudencia, también lo es que cualquiera de nosotros puede someterse a un test de hipnosis, especialmente si se trata de alcanzar un estado de sueño hipnótico leve.
Para determinar su capacidad de hipnotizar sólo será necesario contar con alguien dispuesto a compartir esta experiencia y atender los siguientes pasos:
Indíquele a la otra persona que extienda el brazo derecho ante sí. Ayúdelo, sosteniéndole el brazo por debajo del codo y de la muñeca con las dos palmas de su mano, como si estuviera pesándolo.
Solicite a la persona que relaje los músculos del brazo, uno a uno. Vaya nombrando cada una de las partes con voz clara, firme pero suavemente, comenzando por los dedos, luego las manos y, posteriormente, el antebrazo.
Antes de proseguir con los músculos del resto del brazo, retire súbitamente el apoyo que usted estaba realizando en el codo y la muñeca.
Si su colaborador ha sido capaz de concentrarse profundamente y de asumir sus órdenes de sugestión, su brazo caerá. De lo contrario, permanecerá erguido o, a lo sumo, oscilará un poco
LA PRUEBA DE LA ATRACCIÓN
El ejercicio anteriormente descripto debe continuar, de inmediato, con estos pasos:
Pídale a la persona que junte sus pies. Sitúe las palmas de su mano a ambos lados de los muslos de su colaborador, lo más relajadamente posible.
Colóquele la yema del pulgar sobre la frente, pidiéndole que cierre los ojos.
Ubíquese a sus espaldas y casi sin tocarlo, haga girar las palmas de su mano en sentido convergente y cada vez a mayor velocidad.
Dígale que irá sintiendo una atracción creciente, cada vez más fuerte y que no deberá resistirse.
Al cabo de algunos segundos, notará que la persona comenzará a oscilar levemente.
Reitérele que la fuerza de atracción aumenta y que debe dejarse ir. A partir de este paso, la mayoría de la gente se cae hacia atrás y no hace nada para mantenerse de pie, por lo que deberán tomarse las precauciones necesarias para evitar que se produzcan golpes bruscos.
Si en ambos casos el test resulta positivo, tanto usted como su colaborador manifiestan una gran apertura para la sugestión y los trances hipnóticos. De lo contrario, repita la operación luego de varios días, procurando hacerlo en un momento de mayor tranquilidad y relajación, lo que le permitirá estar más concentrado en la tarea.