El estudio de la relación entre los cuerpos celestes y el nacimiento de una persona, tiene sus orígenes en la antigua Grecia, cuando se miran las luces en el cielo y se les denominan planetas y estrellas.
El zodiaco tiene su base en el movimiento del sol, la tierra y la luna a través del espacio. Su trayectoria que conforma una elipse más que un círculo, se divide en doce partes, cada una atribuyéndose a la constelación a la que se está más cerca en ese momento.
La palabra zodiaco viene de la palabra griega “zoon” que significa animales. Su relación así entonces es más clara, pues cada constelación contó la historia de un gran acontecimiento mítico griego, donde se demuestran valores y fortalezas característicos de cada animal. Es así, entonces que cada una de las doce constelaciones contiene dentro de ellos un animal interno que simboliza las características de cada animal, sin embargo, algunas constelaciones enfocan sus virtudes en una fortaleza y en la persona que lo demostró, en vez de un animal.
Aries, entonces, es simbolizado por el carnero, pues ayudó a Frixio y Hele a llegar a Colquide, así demostrando servicio y capacidad de hacer el bien.
En Tauro se ve al Toro de Creta, una bestia mítica que habitaba en la Grecia antigua y poseía una fuerza ingualable.
Los gemelos Cástor y Pólux simbolizan Géminis, siendo este el primer símbolo que no utiliza un animal para representar su fortaleza, que es el sacrificio por el prójimo.
El león de Nemea fue el elegido para portar la dureza e impenetrabilidad de la constelación Leo, ya que lo único que lo puede herir, es él mismo.
Virgo es muestra de la ayuda de Astrea, quien ayudó a Zeus a derrotar a los titanes durante la guerra. Después de esto, Zeus la recompensó al colocarla entre las estrellas, donde se convirtió en inmortal, por lo que recordamos que el apoyo y el trabajo ayudan a las personas a salir adelante si se hace de forma desinteresada.
La diosa Dice crea el símbolo de libra, que representa la justicia y el poder para implementarla entre los individuos que la buscan, y aquellos que buscan escapar de ella también.
El escorpión de la diosa Artemisa da forma a la constelación de escorpio, pues su relato demuestra la valentía frente a grandes retos y la determinación al resultado triunfal por sobre todas las cosas.
El centauro Quirón, cansado de su inmortalidad, da a Prometeo su regalo de inmortalidad, quien después entrega el fuego de los dioses a los hombres. El signo del sagitario busca esparcir la forma en que Quirón se sacrificó a sí mismo sin buscar gloria ni reconocimiento, pero trayendo de todas formas un beneficio a quienes lo necesitaban.
El amor de un padre es representado por la cabra Amaltea, que amamantó a Zeus cuando su madre Rea lo escondió de la vista de su padre Cronos; este amor por un pequeño está bien implementado por aquél que nace bajo el signo zodiacal de capricornio.
En el zodiaco del acuario, el joven Ganimedes representa la pureza del agua, siendo él mismo un escanciador, encargado de oxigenar los líquidos, se asegura que las cosas sean puras y claras, eliminando toxinas y posibles amenazas en la esencia de una persona.
Por último se encuentra Piscis, representados por Ares y Afrodita cuando huían del titán Tifón y se transformaron en peces. Llevan consigo la representación del amor y la libertad que encuentran el uno en el otro.