Cuando conozcas a un hombre de Leo seguramente sabrá cómo encandilarte al instante en base a su encanto natural, a su facilidad de palabras y a esa simpatía que lo caracteriza. En verdad son seres completamente adorables pero además de su lado brillante y cautivador, tienen algunos otros defectos con los que tendrás que lidiar si te involucras con un nativo de este signo.
Veamos entonces, para agilizar los tiempos de conocimiento de este sensual caballero, cuales son los defectos más marcados que posee y que no te dirá. En este artículo van los peores defectos del hombre de leo.
Lo que el hombre Leo jamás reconocerá sobre sí mismo
Todos buscamos mostrar nuestro costado más agradable y atractivo cuando conocemos a alguien y los leoninos ciertamente tienen mucho que mostrar porque son realmente interesantes. Pero también tienen actitudes y rasgos de personalidad que los destacan y no precisamente para bien. Vamos a indagar ahora en sus mayores defectos:
Ambiciosos: Si bien este rasgo no tiene por qué ser negativo, en ocasiones en el caso de Leo lo es. Y es que su afán por alcanzar el máximo resultado, sus ganas ilimitadas de progresar y sus deseos de conquistar la cima a toda costa los llevan a exigir demasiado de los demás, a tornarse obsesivos con sus proyectos y a adoptar conductas irracionales que lo alteran y alteran a quienes lo rodean. No pueden relajarse hasta conseguir lo que quieren y esto suele generarles estados de extrema tensión que su entorno más cercano debe padecer.
Obstinados: Cuando a un leonino algo se le ha metido en la cabeza es sencillamente imposible hacerlo desistir de su idea o lograr que contemple una segunda opinión. Suelen considerarse los amos y señores de la razón y esa soberbia los lleva a descalificar las posturas ajenas de un modo bastante desagradable que les hace ganarse más de un enemigo.
Arrogantes: Leo siempre quiere ser el mejor y se esfuerza por serlo estudiando, perfeccionando sus capacidades y esmerándose al máximo en todo lo que hace. Pero además de eso, que es loable, le encanta jactarse de sus logros y virtudes para que a nadie le queden dudas de lo capaz y sobresaliente que es. Esta actitud genera antipatía y lo convierte a menudo en alguien pedante y soberbio.
Intensos: Todo con el hombre de Leo es blanco o negro. Si están felices desbordan entusiasmo y contagian a su entorno con su vitalidad. Pero si han amanecido con un mal día, esa energía oscura también se contagia inevitablemente a su alrededor. Se preocupan al extremo por las cosas, se entusiasman al extremo con proyectos y relaciones y se decepcionan completamente también. Los términos medios parecen aburrir a este signo y siempre bandean entre los dos extremos. Se trata de hombres que desconocen el significado de la palabra mesura o al menos no aplican el concepto a su propia vida.
Controladores: El hombre de Leo no tolera que nadie le diga lo que debe hacer y tampoco acepta de buen grado las críticas. Sin embargo, le encanta dar indicaciones y decir a los demás cómo tienen que actuar o de qué manera deberían pensar. Compartir actividades con él significa mayormente ajustarse a sus reglas y el contradecirlo llevará inevitablemente a una larga discusión en la que por supuesto siempre querrá tener la razón, incluso si no ha escuchado debidamente tus razones.